El día de ayer, miércoles 16 de agosto, tres mujeres fueron asesinadas por arma de fuego en nuestra entidad: dos feminicidios en Puente de Ixtla y uno más en nuestra querida ciudad de Cuautla, donde también la madrugada de este jueves se reportó el secuestro de una mujer.
Con profundo dolor, me sumo a la pena de sus familiares, amigas y amigos, además de condenar enérgicamente estos hechos. Es terrible que en Morelos los feminicidios sigan en aumento y que nuestra entidad se mantenga en primer lugar nacional en tasa de feminicidios por cada 100 mil habitantes.
Como Presidenta de la Comisión de Seguridad Pública de la Quincuagésima Quinta Legislatura del Congreso local y como feminista impulsora de derechos de las mujeres, he construido una agenda legislativa que promueve una vida libre de violencia para las niñas, adolescentes y mujeres. Sin embargo, este esfuerzo no es suficiente si no logramos trabajar en conjunto todos los poderes y, en específico, quienes tienen la responsabilidad conferida en la constitución que es el Poder Ejecutivo.
En ese sentido, invito respetuosamente a todas las autoridades que tienen competencia y, en particular, al Gobernador para que haga un ejercicio reflexivo, un ejercicio que permita reconocer las cifras, los datos, las demandas y necesidades de atención prioritaria, lo que falta por hacer y lo que no se ha hecho bien, con el fin de dar un giro estratégico y acertado para realmente hacer de nuestro estado un territorio de paz, principalmente para las niñas, adolescentes y mujeres.
En ese ejercicio, es también preciso reconocer que se requieren instituciones fortalecidas trabajando de la mano, y que para ello es vital construir puentes, generar diálogos y provocar acuerdos. Es momento de priorizar la paz, los derechos humanos y la vida libre de violencia por encima de las diferencias.
Por ello, le solicito al Gobernador del estado, Cuauhtémoc Blanco Bravo, un análisis profundo sobre su estrategia de gobierno: gobernar es conducir, es liderar, es conciliar. Los discursos y posicionamientos de estridencia, de desencuentro, solo deterioran y debilitan al Estado. No se puede pacificar nuestra entidad si se promueve el conflicto, la polarización y la fragmentación entre poderes, instituciones y sociedad civil.
Es urgente reconocer que se debe cambiar la política pública en materia de seguridad ya que los resultados hablan por sí mismos. Las mujeres morelenses estamos en riesgo y vivimos con miedo. ¡Nos están asesinando!
Ahora, que estamos por analizar el Presupuesto de Egresos del 2024, es necesario dotar de los recursos suficientes y necesarios para la prevención, atención, investigación, persecución, sanción y erradicación de la violencia de género, principalmente de la violencia feminicida, además de poder reparar a las víctimas directas e indirectas de este terrible flagelo que carcome nuestra paz y mantiene en vulnerabilidad a las niñas, adolescentes y mujeres de Morelos.